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En plena Guerra Fría, la NASA y GM desarrollaron un vehículo pionero impulsado por hidrógeno

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En medio del contexto global de la Guerra Fría, la colaboración entre la NASA y General Motors (GM) alcanzó un avance tecnológico sin precedentes. Este periodo histórico, marcado por la rivalidad entre Estados Unidos y la Unión Soviética, generó una carrera por demostrar superioridad en múltiples ámbitos, incluyendo la innovación científica y tecnológica.

Contexto geopolítico y tecnológico

El conflicto indirecto entre ambas potencias, que evitó un enfrentamiento nuclear directo, impulsó esfuerzos extraordinarios para destacar en desarrollos estratégicos. La necesidad de proyectar liderazgo mundial llevó a inversiones sin precedentes en investigación, particularmente en sectores vinculados a la exploración espacial y la movilidad terrestre.

El prototipo de vehículo con pila de combustible

Electrovan, el primer vehículo impulsado por celdas de hidrógeno, surgió como resultado de esta ambición. Inspirado en la tecnología utilizada en las misiones Apolo, el proyecto fue liderado por Craig Marks con la participación de Union Carbide. Equipado en una GMC Handi-Van, incorporó sistemas de almacenamiento de hidrógeno y oxígeno de dimensiones nunca antes aplicadas en automoción.

Un equipo multidisciplinario de más de 200 ingenieros trabajó durante 1966 en el desarrollo de esta innovación. El resultado fue un prototipo de 3200 kilogramos, donde la mitad del peso correspondía al sistema de propulsión. Ofrecía una autonomía de 240 kilómetros y aceleración de 0 a 100 km/h en 30 segundos, aunque su diseño limitaba la capacidad a dos ocupantes debido al espacio requerido por los componentes.

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Desafíos y legado del proyecto

“Nunca llegó a utilizarse en la vía pública por razones de seguridad”, indican registros históricos, destacando incidentes como la explosión de un tanque de hidrógeno durante pruebas, que dispersó escombros a 400 metros. A pesar de no contemplarse su producción en serie, Electrovan demostró la factibilidad técnica de la movilidad con pilas de combustible.

Simultáneamente, la NASA aplicaba esta tecnología en sus misiones espaciales, consolidando un enfoque pionero que adelantó décadas de investigación. Como señalan especialistas, “ahora es cuando se está puliendo esta tecnología para que los coches de pila de hidrógeno se vean como una posibilidad palpable”, evidenciando la visión anticipada de ambos organismos en un contexto de alta tensión geopolítica.

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