El giro estratégico de Toyota
El fabricante japonés, reconocido por su persistente apoyo al hidrógeno como alternativa energética en el sector automotriz, ahora muestra dudas sobre la viabilidad de esta tecnología en el mercado de automóviles. A pesar de haber desarrollado vehículos como el Mirai, considerado pionero en su categoría, Toyota reconoce que los resultados han estado lejos de sus expectativas.
Desde 2014, cuando el Mirai fue presentado por el entonces presidente Akio Toyoda como un hito revolucionario, la empresa ha mantenido una posición única frente al resto de la industria automotriz global. Sin embargo, tras una década de esfuerzos, solo 27,500 unidades de vehículos de hidrógeno han sido comercializadas, representando menos del 0.03% de las más de 100 millones de unidades vendidas por la compañía en ese periodo.
El cuestionamiento desde dentro
La incertidumbre sobre el futuro de esta tecnología fue expresada públicamente por Hiroki Nakajima, director tecnológico de Toyota, quien en noviembre del año anterior declaró:
“No puedo decir con certeza que haya un futuro brillante para el hidrógeno”
. Esta declaración marcó un cambio significativo en el discurso corporativo respecto a una tecnología que había sido promovida con gran entusiasmo.
Infraestructura insuficiente
Uno de los obstáculos más grandes para la expansión de los vehículos de hidrógeno es la falta de estaciones de carga. En España, por ejemplo, mientras existen más de 38,000 puntos de recarga para automóviles eléctricos, solo 11 hidrogeneras están operativas, de las cuales únicamente dos son accesibles para el público general. Esta situación se repite incluso en mercados clave como California, donde Shell cerró todas sus estaciones de hidrógeno para automóviles en 2024.
Apuesta en el sector pesado
Aunque Toyota no descarta completamente el hidrógeno, ha decidido redirigir sus esfuerzos hacia aplicaciones más específicas. La compañía está explorando su uso en vehículos comerciales y transporte pesado, donde las ventajas del hidrógeno – como autonomía prolongada y tiempo reducido de recarga – podrían ofrecer ventajas competitivas frente a las baterías tradicionales.
Mediante Hino Motors, su división especializada en camiones y autobuses, Toyota está desarrollando proyectos en colaboración con Mitsubishi Fuso e Isuzu Motors. Entre los planes más ambiciosos se encuentra la producción de un camión ligero con pila de combustible antes de 2030, además de la entrega de autobuses de hidrógeno en Tokio, Estrasburgo y Madrid.
Alianzas para reducir costos
Para mantener cierta presencia en el segmento de vehículos personales, Toyota ha establecido colaboraciones con otras automotrices. Su alianza con BMW incluye investigación conjunta en tecnologías de hidrógeno, mientras que con Hyundai – otro defensor histórico de esta energía – ha firmado acuerdos comerciales.
En 2024, la compañía presentó un prototipo de furgoneta que combina hidrógeno y batería, utilizando un motor de combustión V6. Este vehículo, único en su tipo, será probado en Australia para evaluar su desempeño en condiciones reales.
El desafío de la viabilidad económica
Las baterías para vehículos eléctricos han experimentado avances significativos en eficiencia y costos, especialmente impulsadas por la competencia en el mercado chino. La reducción en los precios de estos vehículos, junto con mejoras en autonomía y tiempo de carga, ha erosionado la ventaja competitiva que ofrecía el hidrógeno.
Según reconocen directivos de Toyota, la creación de una cadena de suministro para el hidrógeno enfrenta obstáculos estructurales que dificultan su desarrollo a corto plazo. Incluso con apoyos gubernamentales en países como Japón y Corea del Sur, los resultados han sido limitados. La necesidad de sincronizar el lanzamiento de vehículos con la expansión de la infraestructura representa un reto complejo que la industria aún no ha logrado superar.